Sony y Toshiba no midieron nada bien su guerra de formatos y perdieron ambos. Resultado: vivimos la Edad Dorada de las tarjetas de memoria flash. A pesar de existir media docena de formatos, todos nos dan gigas a bajo precio, interconectan nuestros aparatos digitales, y ya no se concibe un ordenador sin lector de tarjetas.
Sin embargo, como siempre en el cruel mundo de la informática, ya hay quien está trabajando en el futuro. En el 2005 IBM presentó el proyecto Millipede para cambiar la tecnología EEPROM en la que se basan las tarjetas actuales, que a grandes rasgos usan electricidad para modificar pequeñísimos sectores de silicio. La tecnología de cambio de fase, que parece volver a ser noticia porque han publicado en Science, consiste en usar calor en vez de electricidad, y polímero cristalizable en lugar de silicio, poniendo los sectores alternativamente en fase cristalina o amorfa. Dicen que debería llegar a ser más barato, pero estos días desconfío bastante de aquellos que me propongan generar más calor en el interior de mi pequeño portátil.