Asociacionismo universitario y reutilización de ordenadores


Una de las cosas de las que más se lamentaron los responsables de la UCLM en nuestras recientes reuniones fue la falta de ambiente de comunidad en los campus. Creo recordar que las palabras del gerente fueron «llevo seis meses en el cargo y sois los primeros que venís a proponer algo y no a contarme un problema». La gestión, papeleo y burocracia cotidianos muchas veces impiden a los jefazos promover actividades participativas. Y es una pena, porque una universidad es un grupo de varios miles de personas con inquietudes culturales y muchas veces sociales, terreno abonado para mayos del 68, duelos de robots, fiestas toga y demás actividades recreativas y multitudinarias. Así pues, dejamos caer la idea de celebrar un Spermöla universitario manchego, y la idea pareció caer de cara. Ya veremos.

Echemos entre tanto un vistazo a lo que hacen en otros sitios: la Asociación de Reutilización de Ordenadores de Cornell (CCRA en inglés) es un magnífico ejemplo de lo que puede rendir el capital humano universitario. La Universidad de Cornell, famosa por contar durante décadas con el profesor Carl Sagan, es un importante nido de geeks, y los de la CCRA dedican su tiempo a la noble tarea de reparar ordenadores para mandarlos a escuelas e institutos africanos. Cada año se plantean cuatro o cinco proyectos concretos con la colaboración de ONGs locales, y costean con donaciones el envío del material, una vez puesto a punto según las necesidades que hayan indicado los receptores.


-Jaja, qué cachondo el Enjuto Mojamuto.

Es difícil exagerar las bondades de un ordenador como herramienta de aprendizaje, especialmente en entornos de carestía. Sólo la cantidad de texto, imágenes, vídeos que podemos meter en un disco duro supera todos los libros que una persona normal lee a lo largo de su infancia. Cada ordenador que la CCRA envía a un aula africana es realmente útil para docenas de chavales, y digo útil en el sentido de acabar de contable en lugar de cultivador de sorgo.