¿Te suena este logo? Tal vez lo hayas visto cientos de veces al encender tu ordenador. Energy Star es un programa de la EPA (Agencia de Protección Medioambiental estadounidense) al que las empresas se pueden acoger voluntariamente. La cosa es sencilla: si un aparato electrónico cumple con ciertas especificaciones de consumo eléctrico, puede ostentar el logo. Fue creado en 1992 y puede haber ahorrado a los consumidores miles de millones de euros desde entonces. Curiosa, la utilidad socioeconómica de un logotipo.
Pues bien, Energy Star para televisores va a llegar a su versión 3.0 y trae novedades. Hasta ahora, por extraño que parezca, sólo se exigía un consumo máximo con el aparato en standby. Cualquier televisión que chupe menos de un watio en standby puede llevar hoy el logo. Con esta nueva versión se medirá al fin el consumo de la tele encendida y funcionando. Como bien apunta la noticia de Cnet, es probable que los fabricantes hagan la trampa popularizando una pantalla inicial con dos modos de funcionamiento: tienda (más brillo y por tanto más consumo) y casa. Dado que el consumo de una televisión moderna depende principalmente del tamaño -no ajustable- y el brillo -que se puede ajustar- sería una manera de conseguir que el modo por defecto pase el examen. Siempre podrá el consumidor subir el brillo luego.
De todas formas, es una gran noticia que comencemos a saber algo del consumo de nuestras teles. Son aparatos extraños, reconozcámoslo, la mayoría de los televisores TFT y de plasma llevan con nosotros menos tiempo que los móviles. Tienen cosas como resolución y entradas digitales. Han desplazado a las teles de tubo (prueba a intentar comprar una hoy en día) más rápido de lo que la televisión en color desplazó al blanco y negro. Por cierto, ¿sabes cuál fue el segundo país del mundo en emitir en color? Cuba en 1958.
En Europa tenemos algo similar a Energy Star: la etiqueta energética es esa pegatina con barras de colorines que llevan todos los electrodomésticos en la tienda. En lugar de confirmar que se cumplen unos mínimos, la etiqueta energética califica cada aparato de la A a la G según su eficiencia en el consumo eléctrico.
Los frigoríficos de los pisos de estudiantes no suelen subir de la C.
Lo encontré en el Inquirer