Objetos inacabados


Cultura del consumo, hiperdesarrollo, moda, sostenibilidad, obsolescencia. Palabras que han aumentado su presencia en las conversaciones desde hace un tiempo, y ahora con la crisis el aumento es exponencial. Parece que tengan una cantidad de significado determinada y que cuanto más se usan, a menos significado toca cada uso. Javier Castañeda ha conseguido en su blog, Patologías Urbanas, meterlas todas en un artículo de menos de quinientas palabras conservando su significado intacto.

Aquí en obsoletos hemos hablado de las estrategias de las empresas para controlar el tiempo de vida de sus productos y así imprimir el ritmo deseado a sus ventas. En Patologías Urbanas se aborda el problema de la obsolescencia responsabilizando al consumidor, visto como un niño caprichoso que se cansa de sus juguetes:

El individuo, que ahora estrena por moda o placer, prolonga su personalidad camaleónica y en constante mutación a sus muebles, sus ropas, sus vehículos, sus relaciones y hasta a sus vacaciones. Todo, con tal de relucir embadurnado con una pátina de bronceado ultrarrápido y glamouroso, en un escenario -a medio camino entre cool y fashion-, que automáticamente le sitúe varios escalones por encima del resto.

Lo que más me ha interesado de este artículo es la idea de que la corta vida de los objetos los deja inacabados, la rapidez con la que son catalogados como obsoletos no les permite desarrollarse, no deja que la manera en que son usados madure, no se les llega a dar oportunidad de demostrar todo su valor.

Casi se ve sufrir a los objetos… quizás sea que me acabo de terminar Rechicero de Terry Pratchett y estar sumergido durante unos días en un mundo lleno de objetos animados que tienen sus propios problemas te hace empatizar hasta con un sombrero.


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