Portugal y lo viejo


Lisboa -- Plaza del Comercio

Los portugueses tienen un cuidado especial con todo lo viejo: objetos, edificios, incluso costumbres. Lo llevan en su cultura. Saben conservar y saben hacer que lo viejo luzca por sí mismo. También han conseguido hacer convivir lo viejo con lo nuevo, lo que es aún más difícil.

Esto se aprecia recorriendo una ciudad como Lisboa, en la que conviven todas las capas que en diferentes momentos históricos la ciudad ha ido vistiendo. Al menos cuatro generaciones de tranvías comparten calle; cuando uno muere lo cambian por el modelo en curso. No se les pasa por la cabeza cambiarlos todos, únicamente los irreparables. La sensación es que la ciudad está en construcción, no en obras, lo que da una sensación de movimiento urbano, literalmente.

Es la misma sensación que se tiene en Berlín; es la sensación opuesta a la que se tiene en ciudades que sufren procesos de remodelación integral, vease Madrid. La transformación que sufrió la Rivera industrial del Manzanares para convertirse en el área residencial que vemos hoy, es un buen ejemplo: es difícil percibir que allí alguna vez hubo una zona industrial.

Portero automático -- Lisboa

Los portugueses tienen en alta estima el valor de uso de los objetos, y comprenden realmente cuándo hay que sustituirlos: cuando dejan de funcionar o cuando consideran que el sustituto aporta una mejora sustancial con respecto al sustituido. Un portero automático sirve para lo que sirve, lo vistas como lo vistas, ¿para qué vamos a cambiarlo?

En Portugal es más difícil que en otros sitios dejarse llevar por modas que hacen más precaria la duración de un objeto ya que la heterogeneidad que impera lleva implicito un todo vale estético: casi cualquier apariencia tiene cabida. Y esto se percibe a todas las escalas, desde la ciudad hasta el objeto. Incluso en sectores de consumo tan susceptibles a la moda y al cambio como el automovilístico. Nadie se rasga las vestiduras ni se le caen los anillos por no tener el último modelo de nada, ande yo caliente ríase la gente.

Estufa de petróleo -- Cascais, Portugal
Estufa de petróleo.


2 respuestas a “Portugal y lo viejo”

  1. Si es que Portugal sigue siendo fascinante… Tan cerca y tan lejos, o para seguir con lo vintage ¡Menos mal que nos queda Portugal! (Siniestro Total dixit).
    Ah, y totalmente de acuerdo con la comparación que hacéis con Berlín, otro mundo.