La URSS vive en internet


El siglo XX terminó de manera tan brusca como hemos visto en Good Bye, Lenin. En apenas un lustro, cientos de millones de personas se unieron a esta sociedad capitalista que llamamos global. Luego vinieron los móviles e internet y esas cosas modernas, así que cada país, antes un trocito de la Unión Soviética, pudo dedicarse a lo que mejor sabía hacer: los turcomanos a adorar a un ser de luz, y los estonios a convertirse todos en hackers.

Sin embargo, aunque nos pueda parecer que la era comunista es muy previa a internet, lo cierto es que en septiembre de 1990, un año antes de la disolución de la URSS, se asignó el dominio .su (Soviet Union), y a pesar de todos los esfuerzos de los reguladores desde entonces, todavía no ha sido eliminado. En 1994 fueron asignados el actual dominio ruso .ru y una docena más para el resto de nuevos países, pero la burocracia o la nostalgia impidieron el cese de actividad de .su.

El responsable del .su es el Instituto Ruso para el Desarrollo de Redes Públicas, también gestor del .ru, que deben tener contenta a la ICANN con su negativa a acabar con el dominio (según parece, llevan años en negociaciones). Al principio, los dominios .su estaban disponibles tan sólo para instituciones y asociaciones culturales. En 2001 se abrió al público, con el exagerado precio de 120 dólares para disuadir al personal contentando a los cuatro nostálgicos que exigían tener un dominio soviético. Pues bien, parece que no eran cuatro; a medida que el precio iba bajando, se registraban más dominios, hasta los 65.000 que hay hoy en día. Pocos, comparados con el más de un millón de .ru, pero sin duda un número significativo que además se dobla año a año.

Otros dominios que se han quedado obsoletos son, por ejemplo, el .zr, que desapareció en 2001 tras el cambio de nombre del Zaire. Todo esto se regula gracias a una norma ISO, en la que .su no está desde hace años, claro. Sin embargo, los partidarios del dominio soviético argumentan que al Reino Unido se le permite tener el .uk a la vez que el .gb. También hay quien aboga por conservar el .su como dominio propio de un país que ya no existe, añadiendo así la coordenada temporal a las conocidas fronteras espaciales. Es un tema peliagudo: ¿qué hay del dominio del Imperio Romano? ¿Y el del bizantino?

Más información en este artículo de Reuters (USSR still alive on Internet and won’t go quietly) y en este otro del USA Today (Back in the USSR: Soviet Internet domain name resists death).


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