Obsoleta de hoy: Nueva York


Ay, la capital del mundo. Al menos, de ese mundo que termina, en el que los países europeos eran ricos y los demás pobres. Ciudad reconocible por sus alcantarillas humeantes, su NYPD, su Estatua de la Libertad, la ciudad de Seinfeld para mí, de las cosas grandes para skot… en fin, no sigo porque no paro. Nueva York es hoy nuestra capital de la obsolescencia gracias a las máquinas de escribir, las registradoras mecánicas y las Polaroid.

Amanecimos leyendo en menéame el contrato de un millón de dólares que ha firmado el Ayuntamiento de Nueva York con Swintec para la renovación y mantenimiento de sus máquinas de escribir. Esta empresa de Nueva Jersey cobrará además docenas de miles de dólares más los próximos tres años, según se vayan estropeando las máquinas.

Swintec 6040
Swintec 6040 con teclado español, 998 dólares

La parte del león de este contrato irá destinada al departamento de policía, el famoso NYPD. Al parecer la policía neoyorkina tiene unos procedimientos un tanto analógicos en su labor, incluyendo denuncias e informes a máquina (y no siempre eléctrica), papel carbón para los duplicados y una alarmante escasez de repuestos, cintas y cartuchos, que obligan a un tráfico de tales pequeños objetos de una comisaría a otra. Los españoles teníamos a una infiltrada en aquel curioso mundo, Silvia Uslé, cuyas anécdotas como auxiliar he seguido durante estos años, pero por algún motivo ha cerrado su blog.

Por otra parte, Miguel Rey nos ha pasado el link a una bonita historia de obsolescencia y contraobsolescencia en el corazón de la Gran Manzana. Hay en el Bowery una tienda de máquinas registradoras regentada por Brian Faerman. Su padre Bernard, de 86 años, todavía se deja caer por allí. Y tiene bastante que contar sobre la ciudad a través de las máquinas que guardan el dinero.

Bernard Faerman, reparador de máquinas registradoras
Bernard Faerman, reparador de máquinas registradoras

Desde hace más de un siglo el Bowery es un barrio eminentemente comercial, lleno de tiendas que acudían a Bernard nada más abrir o para el mantenimiento de sus máquinas. Una registradora mecánica es uno de los aparatos obsoletos más sensoriales. Es onomatopéyica, sus teclas son metálicas y de gran recorrido, hace «ka-ching» al abrir el cajón del dinero, que además es un momento importante en nuestra vida como consumidores, el momento de soltar la plata. La farmacia Figueroa en Lugo tiene una máquina de éstas y siempre ha sido una atracción.

Dice Bernard que el negocio va mejor en tiempos de recesión: la gente es despedida de sus trabajos de oficina y abren modestos negocios. Y entonces necesitan una máquina registradora no muy cara, posiblemente de segunda mano. Algo bonito, metálico, ruidoso y fiable. El reparador, como todo experto en mecánica con suficiente experiencia, dice que las máquinas de hoy no tienen nada que ver con las de antes. National Cash Register, hoy más conocida por sus cajeros automáticos, no sólo fabricaba sus máquinas, sino las herramientas necesarias para su mantenimiento, asegurándose de que durarían décadas.

Si las máquinas de escribir y las registradoras mecánicas llevan veinte años muriendo, el sistema de fotografía instantánea Polaroid lo está haciendo mucho más repentinamente. Este año Polaroid deja de fabricar cartuchos, poco después de haber abandonado las cámaras. Hay muchas opiniones sobre el tema en internet, relativas sobre todo al vínculo emocional de los usuarios hacia un sistema caro y de poca calidad fotográfica, pero íntimo e inmediato, así que ya le dedicaremos todo un post. Hoy quería mostrar un par de proyectos que tratan de plasmar Nueva York con fotografías instantáneas.

Porter Hovey es fotógrafa y vive en Brooklyn, y tiene un fotolog de Polaroids: porterpolaroidproject.

Escuela en la Calle 10 con la Sexta
Escuela en la Calle 10 con la Sexta

La mayor parte de las fotos son de Brooklyn y de NY, pero las hay de Estambul o Suecia, según los viajes de la autora. Es un fotolog, pero parece un viejo álbum familiar; cuesta asociarlo con el presente porque el desvaimiento de los colores le da a todas las fotos un irreparable aspecto setentero. Además, Porter fotografía viejos rincones atemporales y un tanto ajados.

Más instantáneo era el NYC Polaroid Project, en su primera y segunda versión, obra de Andrew Faris en 2003.

polaroidfaris
Fotografía del 8 de julio de 2003

Planteado más como un safari fotográfico, las fotos de Faris son sin duda más neoyorkinas, pero también de colores sospechosamente vívidos. Sospecho que nos venden la instantaneidad de la Polaroid con los colores de una Lomo. Pero es un buen paseo.


2 respuestas a “Obsoleta de hoy: Nueva York”

  1. ¿Os acordáis de «Qué bello es vivir?» Allí asignan a las cajas registradoras otra función: avisar con su ka-ching de que un ángel ha ganado sus alas. En realidad valía como anuncio cualquier campanilla, pero en la peli salía una de estas registradoras.

  2. Respecto a lo del tema de las polaroid,la tecnología era hiper-contaminante. Cada foto contienen quimicos. El sobrante del cartucho no se puede echar a ningún contenedor en concreto (pila + cartón+ plástico + metal). Yo particularmente siempre he reciclado la pila que queda en el cartucho, que si no se ha tirado mucho de flash, se puede seguir utilizando. Polaroid produjo unas linternas donde cabía la pila de los cartuchos de las cámaras, sólo había que retirar la pila y pelar la parte de atrás del papel que la protegía, la metías en la linterna y ala !. Si os interesa os envío fotos de la linterna y cómo reutilizar la pila.
    Saludos y enhorabuena por el blog