Si vives en un hotel, pueden entrar en tu habitación


Hace meses que el Kindle, el libro electrónico de Amazon, ocupa algo de espacio en las carteras de los estadounidenses, y mucho más en los periódicos del todo el mundo. Aquí somos algo escépticos sobre el futuro del libro electrónico, aunque también he podido ver unos cuantos de estos aparatos en el metro madrileño y me han parecido más cómodos de lo que pensaba.

El gran problema del Kindle, como ya apuntábamos, no es su usabilidad ni su concepto de producto, sino lo cerrado que está. La comunicación entre el Kindle y el resto del mundo está en manos de Amazon, pues se centraliza en la llamada Whispernet a la que se accede mediante una red inalámbrica creada para la ocasión. Amazon, que al fin y al cabo es una librería, incluso ha creado una aplicación para que los usuarios de un iPhone puedan acceder a los contenidos del Kindle. Así pues, la batalla tiene los dos frentes del hardware y el software, y Amazon quiere controlar ambos.

¿Qué problema puede haber? Al fin y al cabo, muchísima gente usa iTunes para actualizar la música en su reproductor portátil. O almacenan sus mails en servicios como Gmail, que te dan gratis lo que otros no pueden darte ni pagando. Confiamos a la nube partes importantes de nuestra vida privada, esperando honradez y, por qué no decirlo, que nadie en Google esté tan aburrido como para entretenerse leyendo mi correo personal. Podrían hacerlo sin que nadie se enterara, ¿no? Podrían filtrar todos los mensajes que terminen con un «te quiero» y elaborar en 0,22 segundos una colección de mil millones de cartas de amor. Pero no lo hacen, porque en internet uno vale tanto como la reputación que tiene.

Bien, pues Amazon lo ha hecho. De un día para otro, nos ha proporcionado a los defensores del open source el argumento más espectacular contra productos como el Kindle: la empresa ha borrado todas las copias de los libros de George Orwell 1984 y Rebelión en la granja que habían comprado los usuarios. Como suena: Amazon accedió a todos los aparatos que guardaban un par de libros en su memoria, y borró todas esas copias remotamente sin pedir permiso al comprador ¡y esos libros eran 1984 y Rebelión en la granja! Es tan redondo que parece ficción.

Por supuesto, se ha armado la marimorena. Desde los foros de Amazon donde surgió la noticia, hasta los gurús que la comentan esta mañana: David Pogue (qué gran titular: algunos libros son más iguales que otros) o Enrique Dans. La noticia en Ars Technica es más extensa y recoge las declaraciones de la librería con los motivos por los que borró los libros: básicamente, por un problema de derechos. Dicen que los libros fueron añadidos a la biblioteca del Kindle por una tercera parte que no poseía el copyright, y que todos los usuarios afectados han visto crecer su saldo en el dólar que costaba cada archivo. Vale, pero, como dice David Pogue, si un vendedor del Corte Inglés te vende un libro que no debería, no entra en tu casa de noche para llevárselo dejando un billete encima de la mesa.

Amazon ha prometido no volver a borrar contenido de los Kindles sin pedir permiso, que no lo van a hacer nunca-nunca-nunca, y que para eso van a cambiar el sistema, que actualmente incluye el borrado remoto como una funcionalidad más. Espera… ¿la red del Kindle fue diseñada para poder borrar un libro de todos los aparatos que lo tienen con sólo pulsar un botón? ¿Qué otras «funcionalidades» descubriremos?


7 respuestas a “Si vives en un hotel, pueden entrar en tu habitación”

  1. Hmmmm… así que han «vaporizado» a Orwell, ¿eh?… Tenía que pasar antes o después. Era un tipo peligroso: tenía ideas propias.

  2. ¿El Kindle tiene altavoces? Porque puede ser muy inquietante despertarse a las tres de la mañana y escuchar una voz que sale de tu mesilla: «Este libro se autodestruirá en 5 segundos… 4… 3… 2…»

  3. la frase clave es «Pero no lo hacen, porque en internet uno vale tanto como la reputación que tiene.»
    Yo creo que Amazon ha quemado su credibilidad.
    Sera interesante ver como le afecta economicmanete, y a la vez se verificara cuanto le preocupa a la gente que una empresa pueda hacerte eso, y como castiga o no al gran hermano.
    Si Amazon , no sufre mucho por este modo de actuar, esto se repetirá con otras empresas, si sufre mucho, a lo mejor las demás empresas se lo piensan.