Del placer de la destrucción


Navegando al azar me topé el otro día con el anuncio de un Keyboard Destruction Rumble, o sea, del solemne acto de destrozar teclados deliberadamente, y celebrarlo. Los perpetrantes Xamarzu y Mario han aplazado unos días el KDR, lo que me permite dejar aquí alguna reflexión anterior a la visión de las tripas de los aparatos.

La destrucción es un recurso típico del arte. Ya hablemos del dadaísmo o de los hermanos Chapman, el ataque físico contra objetos o piezas emocionalmente valiosas es una manera de remover ese flujo emotivo, cuestionar la validez de la relación y, por qué no, proyectar todo un arcoiris de sentimientos nuevos alrededor del odio desde las tripas del espectador hacia la reputación del artista.

El fotógrafo alemán Martin Klimas se dedica a recoger los preciosos instantes en los que las cosas explotan, se rompen, estallan, crujen.

Teléfono explotando
Teléfono atravesado por una bala

Aunque Martin Klimas se ha especializado -a juzgar por su web- en las figurillas de porcelana rompiéndose contra el suelo, tiene una serie de aparatos electrónicos tiroteados que viene mucho más a cuento para ilustrar este blog. Una pena que no haya seguido por ahí, porque la calidad técnica a la que ha llegado luego fotografiando las figurillas es excepcional.

Sin embargo, creo que recrearse en los detalles del registro visual de la destrucción de un objeto sin valor no es el tema de hoy. Estaba recordando más a aquel tipo que, nada más recibir un teléfono móvil que había comprado, rompió con un martillo el que tenía antes. El titular del acto fue: «destroza su iPhone por haberse comprado una Palm Pre«, porque los nombres de los teléfonos son importantes para comprender la historia, porque un español que no conozca de nada a este tipo piensa instantáneamente «vaya gilipollas». En realidad, no sabemos nada de su vida ni de su gilipollez, pero sabemos lo valioso y lo bonito que es un iPhone ¿No es maravilloso? Apple deposita en cada iPhone la dosis exacta de tecnoferomonas para que la mayoría de los habitantes del planeta, excepto los japoneses, se vean atraídos por el producto.

Así pues, la destrucción de un objeto universalmente valioso podría ser interpretada como iconoclastia. La empresa estadounidense Blendtec apostó muy fuerte por esta vertiente cuando comenzó con su campaña Will it blend? (¿se triturará?) en la que ponen a prueba sus máquinas trituradoras con diversos objetos y aparatos electrónicos. Pronto descubrieron los amigos de Blendtec que destrozar un iPod daba muchas más visitas que triturar un palo de fregona. Oh, claro, no me había referido al morbo hasta ahora. Concepto extraño y difícil de describir, el morbo es la atracción sensorial hacia cosas desagradables. En internet hay casi más morbo que interés real. En menéame, la gente comenta más las noticias con las que está en desacuerdo. El morbo requiere la privacidad que proporciona un ordenador en la soledad de la habitación, a muchas de las cosas que miramos por internet -gente follando, por ejemplo- no les prestaríamos tanta atención si estuviéramos delante, en la calle. El morbo es un mecanismo para ampliar nuestro conocimiento más allá de los límites sociales o gustos personales. Fue por morbo que aquí mismo comentamos la experiencia de los hermanos mayores de Blendtec, con una trituradora industrial.

Y tras todo este rollo, ¿alguien se pregunta por qué un Keyboard Destruction Rumble? Estamos hablando de dos colegas que quedan una tarde con la sana intención de destrozar unos cuantos teclados, sacar fotos y subirlo a internet. En Obsoletos nos hemos cargado suficientes teclados como para saber que no es una actividad grata, y las teclas saltan y luego hay que limpiarlo todo. Resulta que, al menos en el caso de uno de ellos, hay motivos sólidos. Mario quiere denunciar, básicamente, que su teclado Innobo es una mierda. El post está bastante trabajado, y a nosotros no hace falta convencernos porque en casa usamos el mejor teclado que se haya fabricado, así que encuentro bastante sensata la idea de deshacerse de un mal teclado a base de violencia física.

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2 respuestas a “Del placer de la destrucción”

  1. Jajaja… muy bueno. Ese polvillo negro… yo creo que si hace lo que dice y lo pone en eBay seguro que alguien se lo compra.

    De todas formas sigo diciendo que a la gente le sobra el dinero.

  2. Desde Iguazu, entre Brasil, Argentina y Paraguay se realiza un Torneo Sudamericano de Lanzamiento de Móviles y parece que la gente lo pasa muy bien destrozando esos aparatos… y a la vez se dan cuenta que siguen siendo una amenaza, que siguen allí presentes con sus componentes tóxicos, mismo que estropeados