Sólo los ricos quemarán electricidad


En 1879 Thomas Edison hizo la primera demostración pública de su bombilla incandescente. El acto formaba parte de un proceso de desarrollo que había comenzado en 1875 con la compra de una patente a Henry Woordward y Matthew Evans, dos canadienses que habían perfeccionado un método para hacer el vacío en un bulbo de cristal. Los esfuerzos técnicos de Edison se centraron en conseguir un filamento duradero, para lo que probó centenares de materiales, principalmente orgánicos. Cuando hubo conseguido que el filamento de bambú carbonizado aguantara mil horas, Edison emprendió el mayor reto: convencer a la gente de las bondades de la iluminación incandescente.

Thomas Edison con su bombilla de filamento incandescente
Thomas Edison con su bombilla

La iluminación eléctrica ya existía, de hecho, por entonces: las ciudades se alumbraban con lámparas de arco voltaico, tan frágiles como peligrosas. El empeño de Edison estaba en meter su invento en las casas, alimentado por la energía que él mismo comenzaría a vender desde sus fábricas de luz. Como cuando a Nintendo le interesa hacer juegos para vender consolas, o viceversa, o cuando Telefónica creó Infovía para que los internautas consumieran más minutos de teléfono. La obsolescencia favorece este tipo de sinergias.

Así, Thomas Edison anunció, ante los periodistas, cómo iba a cambiar el mundo gracias a su bombilla:

Haremos la electricidad tan barata que sólo los ricos quemarán velas

La bombilla tenía muchas ventajas sobre lámparas de aceite y de arco, velas, candiles y otras tecnologías lumínicas de la época: era en todos los aspectos más segura y no olía. Pero Edison destacó algo en lo que probablemente sólo él creía: la electricidad sería tan barata que todo el mundo la disfrutaría. Más barata, aún, que las velas ¿Estaba errado acaso?

Hace un par de semanas se dejaron de vender bombillas incandescentes de 100 watios en la Unión Europea. Para celebrarlo, fuimos a comprar unas cuantas a un bazar. El invento popularizado por Thomas Edison da sus últimos pasos en Europa debido paradójicamente a su elevado consumo. Una bombilla incandescente gasta demasiada electricidad, porque convierte la mayor parte en calor y no en luz. Y, ahora que todo el mundo puede pagar la iluminación con bombillas, los gobiernos prohíben las bombillas porque consumimos mucho.

Sin embargo, los gobiernos apuestan por las lámparas compactas fluorescentes (las llaman «de bajo consumo») para sustituir a las bombillas. Las fluorescentes consumen menos electricidad (no convierten tanta en calor, por eso puedes tocarlas con la mano cuando están encendidas) pero a cambio contienen mercurio, muy venenoso. Son sólo un par de miligramos por bombilla, esto es, muchísimo menos del que había en los termómetros antiguos, pero sospecho que la mayoría de estas bombillas acabarán en la basura común y no en los contenedores adecuados. En Obsoletos somos muy de LEDs, y apoyamos la idea de Ison21 de que debería impulsarse la iluminación en base a LEDs antes de promocionar la fluorescencia. Pero bueno.

Así pues, 130 años después, la bombilla incandescente desaparece del mercado. Pero algo del invento de Thomas Edison seguirá presente: a la rosca de una bombilla común se le llama casquillo Edison. En efecto, todas las bombillas domésticas del mundo son compatibles desde que se empezaron a vender, algo alucinante si nos atenemos a otras tecnologías. Y seguirán siéndolo, aunque ya no sean incandescentes.


5 respuestas a “Sólo los ricos quemarán electricidad”

  1. Muy buena nota… nunca me habia percatado que si bien hay un monton de tipos de tomacorrientes, normas de tv, estandares y esas cosas que difieren entre si… las lamparas son siempre las mismas, Genial!