España necesita ciencia


Hoy es el día elegido por el consciente colectivo de los blogueros españoles para protestar por los recortes presupuestarios del Gobierno al Ministerio de Ciencia. En Obsoletos no somos científicos, pero tenemos muchos amigos en ese mundo. Parientes, compañeros de piso, amigos de la infancia, personas que para mí son héroes en jornada laboral, que luchan contra el cáncer o las enfermedades raras del crecimiento, a base de labores monótonas y miserablemente pagadas. Todos ellos, sin excepción, ganarían como mínimo el triple de dinero si desempeñaran esa labor en cualquier otro país europeo. Y muchos acaban yéndose, claro.

Sin embargo, todavía no he conocido a nadie que se dedique a la ciencia por dinero. Seguro que los hay, pero no en España y no menores de treinta añ0s. Sería como esperar hacerse rico jugando al polo. Sí que he conocido a un chaval que se fue a Argentina a investigar en peores condiciones que aquí, por amor. Y a un señor que se ha pasado treinta años estudiando líquenes, escribiendo libros hasta convertirse en una autoridad en el tema, por pura afición.

Los científicos son, por definición, gente curiosa e inteligente. Muchos de ellos buscarían respuestas a su sed de conocimiento en cualquier otro trabajo que desempeñasen. Un vergonzoso porcentaje de ellos trabaja prácticamente gratis. Recortarles el dinero en época de crisis parece, por tanto, una idea razonable. Sobre todo si tenemos en cuenta que el pasado ejercicio el Ministerio de Ciencia sólo gastó el 70% del dinero que había presupuestado.

Pero si el político pudiera mirar un poquito más allá, digamos, de las próximas elecciones, las preocupaciones sobre el modelo productivo y el futuro de la economía y la sociedad española le retumbarían en la cabeza. En la actualidad, vivimos en la tormenta de polvo que sigue al derrumbe del modelo del ladrillo, como cuando se cayeron las torres gemelas y una espesa nube cubrió a los presentes. No se ve nada, no se sabe cuántas víctimas hay en realidad -empresas y tal vez bancos que quebrarán- y no se sabe qué ha quedado exactamente en pie ¿Tendrá España una clase media dentro de diez años? La apuesta, al menos dialéctica, que pareció haber realizado el Gobierno hace un par de años, se ha retraído con las primeras tormentas de crisis. Es normal que el presupuesto no se cubra cuando aumenta tanto en poco tiempo, hay que crear los trabajos y diseñar los proyectos en los que gastar dinero, pero recortar por valor de lo que no se ha gastado es aceptar que aquí nos quedamos. Y nadie había pensado que España hubiera subido de nivel científico. Tan sólo había cierta unanimidad en reconocer que íbamos por buen camino. Pues hala, ni camino ni ostias.

El producto del trabajo de un científico no se parece a ninguna otra cosa: tiene un valor universal desde el momento en que se produce. Un piso en Marina d’Or puede valer cien, mil, o cero. Hacer más pisos no nos ha hecho más ricos, sólo nos hemos cambiado cromos. Pero cualquier pequeño avance en la cura contra el cáncer tiene de inmediato repercusión en todo el mundo; la ciencia está perfectamente globalizada. Meter dinero en ciencia es invertir en el conocimiento, lo único de verdad valioso, la característica última que nos define como seres humanos. Y lo que hacemos en España es, precisamente, invertir en la educación de nuestros jóvenes para que se vayan a generar conocimiento a Alemania por no pagarles luego un miserable sueldo mileurista. Ya no parece una idea tan razonable.

En fin, hasta aquí mi chapa. La he escrito desde la admiración hacia las personas que me rodean que se dedican a la ciencia, que antes cobraban menos que yo y ahora empiezan a cobrar muchísimo más en sus países extranjeros. Como el de hoy es un manifiesto colectivo interneteril, me gustaría enlazar a un par de blogs que han tratado el tema con más profesionalidad que yo. En Historias de España repasan el desastre que es la ciencia española a lo largo de los siglos en Ciencia y orgullo. En En Silicio, fieles a su estilo, un sólo gráfico explica por qué la ciencia en España no necesita tijeras.


4 respuestas a “España necesita ciencia”

  1. Ay… Pero para la «cultura» (=ocio) sí hay pelas, y si no, se inventan. ¡¡Viva el canon (que no de Pachelbel)!!. A los mandamases les convendría leer «La rebelión de las masas», de Ortega y Gasset, que debían ser unos amigotes mu instruidos y mu leidos pa su tiempo.