En lo más profundo de nuestros cajones


En Obsoletos mantenemos que el cajón, el armario, el garaje, o donde sea que almacenamos los trastos, es un lugar importante para la obsolescencia. Cuando acaba nuestro amor por un gadget, lo ponemos al fondo de un estante. Es más sencillo almacenarlo que tirarlo o venderlo, lo que supondría una renuncia total y una especie de asunción de responsabilidad emocional. En realidad, hacemos con los aparatos lo que nos gustaría hacer con la gente. Me pregunto si nuestros nietos serán unos torturadores de robots.

Así que los aparatos se acumulan en los estantes y se aburren. Si Toy Story jugaba con esa fantasía de qué hacen los juguetes cuando nadie les ve -incluyendo la historia de desamor usuario-juguete- Stuff Vs Stuff muestra el lado más oscuro de la obsolescencia. Un walkman sin nada que perder cuyas cintas empiezan a desmagnetizarse. Una aspiradora que ha tragado más polvo que Lawrence de Arabia. Rabia primigenia que ellos mismos no sabrían explicar. Pinzas, baterías, velas, habitantes de cajones siempre dispuestos a ver cómo se destrozan dos aparatos que ninguna persona volverá a usar. Son menos de dos minutitos:


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