La unidad Zip y el Click de la Muerte


La unidad Zip de Iomega fue el mejor de los intentos que hizo esta empresa para sustituir a los clásicos disquetes de 3,5″. Estamos hablando del periodo comprendido entre 1994 y más o menos 1999.

En 1994 todavía no había CDs grabables aunque casi todo el software que se comercializaba ya venía en CD. A las memorias USB les faltaban unos años para nacer. Sin duda los disquetes de 3,5″ eran los reyes del almacenamiento portátil y a partir de ahí comenzaba la lista de aspirantes al trono, encabezada por la unidad ZIP.

Diferentes modelos de la unidad ZIP

La unidad Zip consistía en una unidad lectora, generalmente integrada en la CPU del ordenador (aunque también existieron modelos externos que se conectaban mediante el puerto paralelo o SCSI primero y por USB después) y unos discos magneto-ópticos que contenían los datos. El primer modelo tenía una capacidad de almacenamiento de 100MB, aunque posteriormente aparecieron modelos con capacidades de 250MB y 750MB.

Con semejante diferencia respecto a los disquetes en cuanto a capacidad de almacenamiento se refiere, cabe preguntarse por qué no triunfó este formato, al menos durante ese breve periodo que existió entre su aparición en el mercado y el nacimiento del USB, que fue el formato que realmente acabó con el disco de 3,5″.

Yo diría (aunque es una visión muy personal que estaré encantado de contrastar) que sencillamente el usuario medio de la época no necesitaba tanta capacidad de almacenamiento. Las únicas veces que he visto una unidad Zip han sido en lugares donde el ordenador era una herramienta profesional de trabajo: universidades, oficinas de arquitectura, empresas del mundo audiovisual, diseño gráfico… Lugares donde se generaban archivos de un tamaño mayor a los 1,44MB que cabían en el disquete de 3,5″.

Por ejemplo, en la Escuela de Arquitectura de Madrid (lugar de donde venimos la gente de Basurama y alguno de los Obsoletos), producir un archivo de CAD mayor de 1,44MB era un auténtico drama, ya que su autor se exponía a la incierta lotería que suponía partir la información en varios disquetes, ya que si uno sólo de ellos fallaba (algo relativamente habitual) la información se perdía. Conozco a uno que fue a una tienda a imprimir su entrega final de proyectos con veinte disquetes… con trágico final.

Creo que en sitios así la unidad Zip tenía su mercado pero en el mundo doméstico, con un internet en pañales, los usuarios se manejaban con enciclopedias Encarta enjauladas dentro de un CD, archivos de texto, hojas de cálculo y poco más. Ni discografías completas de los Beatles en mp3, ni fotos del viaje de fin de curso a 10 megapíxeles de resolución. Todo eso vino después.

Así transcurrió la vida de la unidad Zip hasta que llegó la memoria USB, un aparato que en su origen tenía menos capacidad de almacenamiento pero que era mucho más pequeño. Pero es que con una memoria USB de 64MB en 1996 ya eras el rey del mambo.

Y sobre todo, la memoria USB se popularizó mucho más y en menos tiempo que el formato de Iomega. Mientras que las posibilidades de encontrar una unidad lectora donde introducir un disco Zip eran escasas, el puerto USB se integró como puerto estándar en todos los ordenadores muy rápidamente, ya que detrás del invento estaban IBM, Intel, Northern Telecom, Compaq, Microsoft, Digital Equipment Corporation y NEC. Seguro que Iomega sabía que parte del éxito iba por ahí, extender y estandarizar su formato, pero lo cierto es que no llegó tan lejos. Apenas hubo unos cuantos modelos de portátil de la época que llevaban la unidad Zip de serie: Compaq, Dell y algunos Macintosh si lo pedías.

Esta foto la pongo porque Paaq no se lo creía.

Pero lo que acabó de rematar a la unidad Zip fue su precio. En 1994 las primeras unidades de 100MB costaban alrededor de 200$, más 20$ por cada disco adicional. Un disco duro de la época de unos 500Mb costaba también 200$. Visto así, la unidad Zip no era mala opción como forma de hacer copias de seguridad.

El problema fue que las memorias USB y CD grabables no sólo se implantaron más rápido en el mercado sino que además sus precios bajaron espectacularmente en muy poco tiempo. La memoria USB fue algo que pasó en muy, muy poco tiempo de ser un extraño objeto futurista que pocos tenían a acumularse en nuestros cajones con modelos casi regalados como propaganda.

En este punto es donde más claro se ve, creo, cómo las memorias USB siguieron la misma senda del éxito que los disquetes de 3,5″. Por su bajo precio ambos pasaron de ser objetos pertenecientes al mundo de la informática a consumibles que podían adquirirse en papelerías, bazares chinos, etc. Y por su popularidad y universalidad ambos se convirtieron en iconos.

Mientras tanto, Iomega se empeñó en no abrir el código de diseño de su formato, por lo que la carrera por abaratar el precio de la unidad Zip la corrían solos. Fue en este último periodo cuando apareció el Click de la muerte, un término que me ha recordado enseguida a la Pantalla azul de la muerte de Windows.

La expresión, nacida a finales de los ’90, se refiere originalmente al sonido que hacían los discos Zip cuando se estropeaban, aunque su uso se ha generalizado extendiéndose a toda clase soportes magnéticos de información.

Cuentan en la Wikipedia con todo lujo de detalles que el famoso ruidito letal de los discos Zip lo producían los cabezales al desalinearse, circunstancia que podía producirse por diversas razones, algunas relacionadas con el mal uso y otras con una fabricación deficiente, producto del abaratamiento de costes de producción.

Uno de los sitios por donde se recortó, de hecho, fue en el sistema de seguridad que impedía que la cabeza lectora se estropeara en caso de apagado fortuito. Recordemos que Windows XP aún no existía y que las versiones anteriores, cuando se quedaban colgadas, obligaban a apagar el ordenador a lo bruto.

Pronto el mercado se llenó de unidades Zip de peor calidad e Iomega recibió miles de quejas por parte de los consumidores, negando toda responsabilidad y aduciendo que los fallos se debían al mal uso de sus dueños. Tras unos poco litigios entre los consumidores y la empresa en marzo de 2001 se llegó un acuerdo por el cual los demandantes fueron indemnizados con un descuento en una futura compra de productos Iomega, algo que me ha recordado un poco a la oferta que hizo Windows a los usuarios de Vista, tras dar el sistema operativo por fracasado y pasar a Windows 7. Como veis, las comparaciones en lo malo entre este producto de Iomega y Windows son varias.

Y hasta aquí la historia. Si eres de los que tiene una unidad Zip acumulando polvo en el cajón, o simplemente ya no funciona, puede que te interese reutilizarla con alguna de las ideas de este vídeo.

O hacerte un reloj.


11 respuestas a “La unidad Zip y el Click de la Muerte”

  1. Tuve la ¿suerte? de pegarme con unidades ZIP a principios de la década. Decir que en 2002, todavía los discos de 100 costaban unos 15 Euros cada uno (cuando los CDs regrabables salían a 6) y los lectores externos USB cerca de los 150.

    Además, si formateabas con una unidad vieja (interna, del servidor) pese a ser igual que la de USB, la mayoría de las veces no leía el disco y te pedía formatearlo de nuevo.

    En base a mi experiencia, un desastre similar al de los disquetes, si no fuera porque los disquetes te hacían perder 1 mega y los ZIP 100.

    Todavía recuerdo la que me lió un disco, en el BEC (Feria de muestras de Bilbao) que me falló a 20 minutos de empezar un congreso y con toda la información de lo sparticipantes y tuve que ir casi picando rueda hasta la oficina (Bilbao centro) y a mala leche llevarme la CPU entera para evitar pérdidas de datos por el camino y así poder acreditar a la gente XD

  2. En casa tuvimos la primera zip interna a principios del 1997, montada en un Pentium2. Todavía esta en marcha, junto con una externa por paralelo (esa en un cajon) y otra interna que nos regalaron hace unos años.
    Nunca dieron ningun problema con discos originales.

  3. Pues mi experiencia con ZIP es de los más rara que se puede imaginar. En casa teniamos un MAC LCII. La versión de la epoca del mac mini, vaya (era llamado pizza box). Nos duró desde el 92 hasta el 98. En el 96, su HD de 50 (!) Mb se rompió, y en Apple nos pedían un disparate para ponerle otro (algo que no ha cambiado mucho). Pero nos ofrecieron una alternativa: instalar el sistema operativo en una unidad ZIP, conectada por SCSI. Era más barato.

    Y os lo creáis o no, su sistema operativo 7.10, se «instaló», con sólo copiarlo en el zip. Y hacía el boot sin problemas. De hecho, como nos quedamos sin mucho espacio, teníamos dos «particiones»: un ZIP para trabajar (mi padre y madre) y otro para jugar. Y así aún duró hasta el 98, sin sensación de que el rendimiento hubiera decaído, a cuando el sistema funcionaba sobre el HD

  4. Fernando, te acabas de llevar el gallifante al hack doméstico más extraño que hayamos leído en años. Por otra parte, que os ofrecieran esa alternativa habla muy a favor de la profesionalidad de Apple.

    Y -sin malicia ninguna- pregunto: ¿a qué se podía jugar en un LC II?

  5. Todo formato cerrado tarde o temprano le llega la muerte en cuanto le sale un competidor y mata a la gallina de los huevos de oro, ya sea mejor o peor el competidor, al final lo que importa es el precio.

    Un ejemplo es la muerte del mini-disc, cuando se fue al traste los mp3 apenas usaban memorias de 128 megas.

    Por eso microsoft da «gratis» el windows, si no ya todos seriamos linuxeros o mac users.

  6. Se me olvido, por si no eran suficientemente caros los discos Zip, me llamó mucho la atención que cuando lo formateaba tenia un contador, creo recordar de 100 formateos a los cuales dejaba de ser útil-usable.

    Y era a menudo los formateos porque solia dar errores…

  7. Un par de apuntes:

    las unidades ZIP fueron lo suficientemente influyentes como para que en algunas BIOS ¿actuales? figuren en los modos de arranque de los puertos USB: USB-FDD, USB-HDD, USB-ZIP, que si no recuerdo mal, hacen referencia a la configuración CHS.

    Siempre que se hablan de las unidades ZIP siempre hecho en falta que se hable de las unidades JAZZ, también de Iomega.
    Yo tuve la suerte de juguetear con una por puerto paralelo. Similares a las ZIP, pero con un tacto «más duro», y cartuchos de capacidades de 1 y 2GB. Supongo que el precio de ellas sería prohibitivo.

  8. No sé cómo iría en otros países, pero a mi no me encaja para nada eso de que «con una memoria USB de 64MB en 1996 ya eras el rey del mambo». En 1996 a nivel doméstico nadie utilizaba USB. En 1999 aún recuerdo que los escáneres eran normalmente paralelos. Las primeras memorias USB las empecé a ver a partir de 2004, como pronto.

  9. Yo recuerdo mi primera tentación de tener un USB en 2001, y según acabo de leer por ahí, el primer USB de memoria flash fue en el año 2000. Pero realmente si en 1996 tenias un dispositivo de 50 megas portátil triunfabas 😛

    Los USB en los ordenadores están desde 1997-98, que es cuando yo adquirí mi primer ordenador «para mi solito» y tenia 2 usb’s detrás 1.0, que en aquella época yo preguntaba «qué coño es esto?» y me decían «ah… de momento para nada pero en el futuro se verá»… y vaya si pasó!!!

    Por cierto curiosidad, mi primer cacharro USB fue una regrabadora iOmega de CDs a la que le saqué mucho partido en mi época universitaria, ya que la llevaba a todos lados conmigo (a casa de los amigos para grabarme cosas de sus PCs, o para hacer trabajos en PowerPoint de «varios megas» en los PCs de mi facultad… cosa que en disquette era imposible, y siempre tenía que llevar una copia del NERO o el «Easy CD Recording» en un CD-RW conmigo claro!), era una odisea ya que con esos precarios plug&play de los windows antiguos era un ENGORRO configurar el dispositivo (no todos los sistemas me lo aceptaron), aun así valió la pena hasta que en 2004-05 se generalizó el uso de USBs que aunque tenian 128 Mb o así, superaban en versatilidad a un CD-RW.

    PD: lo del ZIP como soporte del sistema operativo de Apple me ha fascinado, cosa que ahora no es raro de ver con los Sistemas Operativos LIVE como Ubuntu, Knoppix y linuxadas de ese tipo, BRA-VO!

    GRAN WEB POR CIERTO 😀

  10. Es obvio que nuestras viejas unidades zip actualmente se ven obsoletas, pero es una gran ventaja tener una en buenas condiciones para acceder a archivos que se han acumulado por tanto tiempo. En mi caso necesito un adaptador y software para conectar a una zip 250 mb con sistema scoci a mi imac lion.