Obsoleto de hoy: Franco Recchia


Permítanme que cite algo que decía hace un año:

tuvimos dudas de si considerar a Kenny Irwin un artista o un friki de internet (¿es que hay que elegir?) hasta que vimos su obra a la venta. Sin duda, esos veintiséis mil dólares [precio al que vende sus obras] le acreditan como artista

Al contrario que Kenny Irwin, Franco Recchia es un señor serio, un maduro artista italiano de cuyas pintas nadie sospecharía. El señor Recchia se dedica a la escultura de pequeño formato. A veces usa componentes de ordenador, que es la excusa por la que podemos hablar de él, hoy, aquí. Los microsiervos hablaron de él el otro día e incluso a ellos les pareció excesivo el precio al que se venden sus obras. Pero qué sabrán esos geeks de arte, ¿verdad? Veamos:

Manhattan 3, compuesta por lo que parecen fuentes de alimentación

Franco vende obras como ésta en una web, ARTmine.com, y pide unos cuatro mil euros por cada una. Y… sí, se trata de componentes informáticos ensamblados para simular una maqueta de ciudad. Paralelepípedos rematados con antenas, materiales ligeramente extravagantes, un pelín de sentido compositivo… y hale, ya tenemos obra de arte ¿Demasiada cara dura?

Antes de seguir por ahí, me gustaría sacar a colación el caso de una estatua que el ayuntamiento de Palencia encargó para honrar a la ídola local Marta Domínguez, encargo que se ha caído por su propio peso este fin de semana tras haberse destapado una red de tráfico de sustancias dopantes. En este caso, el escultor local Luis Alonso Muñoz ya había realizado la obra, que supongo que ahora tendrá que refundir. La estatua iba a costar 48.000 euros ¿Es una estatua de una corredora diez veces más digna, o diez veces más valiosa, que una maquetilla hecha con fuentes de alimentación? Mejor todavía: ¿quién pagaría ahora mismo un solo euro por una estatua de Marta Domínguez?

Efectivamente, el arte es muy difícil de valorar. No hay un mercado de estatuas de Marta Domínguez -y si lo había, saltó po los aires anteayer- por lo que Luis Alonso habría ganado un dinero en base a un encargo inspirado no en la vocación artística, sino pueblerina. Digámoslo claro: esto era un pelotazo, y le ha salido mal al artista por los pelos. Nos produce pena y dolor que un artista se tenga que comer los mocos, pero aceptaremos que, al menos, Franco Recchia intenta tener un precio y ceñirse a él vendiendo sus obras en el mercado libre, mientras que artistas como Alonso Muñoz se ganan la vida conchabados con las administraciones públicas; ejecutores mediocres de las mediocres ideas de los políticos. Y sí, estoy generalizando mucho.

No sé si ha quedado claro, pero resumiré esta parrafada con un ole tus huevos, Franco, si consigues vender tus esculturas a esos precios. No seré yo quien critique el estilo ingenuo y severo, a lo Aldo Rossi, la cuidadosa ejecución de las uniones de los componentes, el pequeño tamaño -que siempre juega en contra de la credibilidad de la obra- o esos pedestales con patitas. Al fin y al cabo, no tengo ni idea de arte. Los microsiervos no se comprarían Manhattan 3. Los obsoletos tampoco gastaríamos dinero en algo que nos recuerda tanto al contenido de nuestras abarrotadas estanterías. Pero Franco Recchia es un artista, todos los artistas le parecen caros a alguien; los que viven de ello, como Recchia, le parecen baratos a alguien.


3 respuestas a “Obsoleto de hoy: Franco Recchia”

  1. Pues a mi me mola. Suerte que no tengo un duro, así que ni se me pasa por las mientes comprarlo. Lo que sí me gustaría es tener tiempo para copiar la idea.
    Se podrían hacer maquetas de Madrid, y meterlas en el Google Maps. Ya puestos, hasta hacer un Google Maps falso y paralelo (pero ajustado a la realidad) con maquetas a base de deshechos… Es como de cuento de Borges. Je je.

  2. El problema del precio del Arte es el mismo que el del oro: no se compra y se vende por que sea bonito y nos atraiga su brillo como a una urraca, sino porque se trata de un «valor refugio», que rara vez pierde «poder» monetario: quien posea unos kilitos de oro o un par de Picassos sabe, con seguridad, que los va a vender cuando le venga en gana GANANDO SIEMPRE. Por eso, en época de crisis, se multiplican los anuncios de «compro oro» y se pagan barbaridades que harían enrojecer a Bill Gates por cualquier «obra de arte».
    Cuando los gurús del arte pagan lo que pagan por cualquier «obra», están «invirtiendo», les importa una mierda (con perdón) su valor artístico. Es más, son capaces, incluso, de adquirir por millonadas cualquier cosa que se pueda revender más caras, aunque ataquen sus propios principios (incluso son capaces de monetizar la efigie de Lenin, del Ché Guevara o comprar la «mierda de artista» enlatada por Piero Manzoni, que constituía una denuncia contra este cambalache artístico).
    Como decía Machado, «sólo un necio confunde valor y precio». El problema no es la calidad artística o el valor estético o emotivo de una obra (yo babeo con los dibujos de mis hijas), sino en creernos que una cosa vale lo que nos dice Christie’s.

  3. El arte es efimero y relativo, ademas de ser propiedad única de diferentes y reducidos grupos elitistas. Lo que me sorprende es que se utilize el nombre de marta, difamada iresponsablemente por los medios para llenar paginas telediarios y lo que es lo mismo, llenar los bolsillos de todos aquellos que trabajan para el sistema (periodistas). Y todo ello para hablar de arte sin ser aun juzgada…