Las tres quejas sobre baterías de Hanno


Un blogger alemán ha publicado tres propuestas sobre las baterías que visten nuestros dispositivos portátiles. Son tan sencillas y escuetas que parecen un bello teorema matemático:

  1. El límite de las tres horas debe desaparecer.
  2. Las baterías deben ser reemplazables.
  3. Necesitamos un standard para dispositivos portátiles.

El tema tiene más relación con la obsolescencia de lo que parece. Hay una gran distancia entre los factores que mueven al consumidor a comprar un producto tecnológico y el uso que finalmente se le da al producto, lo que lleva a que productos mal diseñados, aunque se vendan bien, acaben antes de tiempo en la basura. El límite de las tres horas, que por supuesto no está recogido el ningún documento, lleva muchos años con nosotros (a mi Game Gear le duraban las pilas tres horas). Los teléfonos -en conversación- y los ordenadores portátiles parecen incapaces de superar esos doscientos minutos de uso; los reproductores MP3 y las videoconsolas sí que han podido.

En cuanto al segundo y tercer puntos, son todavía más evidentes. La moda impulsada por el iPod de no hacer accesible la batería, teniendo que acudir a un servicio oficial para cambiarla, será causa de miles de toneladas de residuos electrónicos en un futuro, causados principalmente porque al cacharro se le acabó la pila. La necesidad de standards, tanto en baterías como en cables o enchufes, es algo que podríamos tatuarnos todos. En resumen: cuanto más autónomos y actualizables sean nuestros productos, más cariño les tendremos y más tardaremos en tirarlos a la basura.