El día en que el ábaco hizo tambalearse a las máquinas calculadoras


El ábaco japonés, en manos de un operador diestro, es un instrumento de lo más impresionante. Como demostración, se puede citar la competición celebrada, el 12 de noviembre de 1946, entre el soldado T. N. Wood, de la Finance Disbursing Section del Ejército de los Estados Unidos, que fue elegido en unas pruebas preliminares, como el operador más experto en máquinas de mesa en Japón, y Kiyoshi Matsuzaki, del Departamento de Ahorros del Ministerio de la Administración Postal. Wood utilizó una máquina calculadora eléctrica de mesa, Matsuzaki un ábaco. La competición constaba de cinco ejercicios de cálculo, en los que entraban las cuatro operaciones básicas de aritmética, juzgándose cada una por su velocidad y exactitud. El resultado fue una victoria de Matsuzaki por cuatro a uno. El periódico Stars and Stripes comentó: «La era de la máquina dio ayer un paso atrás, en el teatro Ernie Pile, cuando el ábaco de hace cientos de años se permitió derrotar a la más moderna de las máquinas eléctricas que emplea el Gobierno de los Estados Unidos… La victoria del ábaco fue completa.» Por nuestra parte sólo haremos una observación: un ábaco japonés corriente cuesta 2 chelines y 6 peniques (unas 20 pesetas).

S. H. Hollingdale y G. C. Tootill (1966) Computadores electrónicos. Alianza Editorial SA.


3 respuestas a “El día en que el ábaco hizo tambalearse a las máquinas calculadoras”

  1. El ábaco es chino, ya que la civilizaciones o reinos que formaron lo que es conocido como China son más antiguas que el conglomerado de reinos que formaron Japón.

  2. Hay ábacos chinos, japoneses, romanos e incluso incas. ¿Por qué a este hombre le dio por manejar uno japonés? Pues, quizás nunca lo sepamos. Pero el tema es que era más rápido que John Wayne con sus pistolas.

  3. No sé si os habrá pasado a vosotros pero recuerdo que en el cole, con unos 7 años, nos enseñaron en matemáticas a usar el ábaco como: mirad lo que usaban los antiguos!, vamos, en plan distracción como si fuese una cosa que ya no tiene uso,…Me resulta divertido ver cómo un ábaco puede «ganar» a una calculadora.