El tesoro de los relés


Hace como un par de semanas, Paaq y yo nos tropezamos con un trofeo inesperado. Encontramos tirado un gran armario metálico al lado de Cuatro Caminos. No tenía puertas y, como se veían cositas brillantes dentro, no pudimos dejar de acercarnos a aldraguear un rato.

Resultó ser una especie de centralita electrómecanica. O eso nos gusta pensar, porque, fuera lo que fuera, estaba demasiado destruido como para sacar conclusiones. Lo que si está claro es que ya había sido saqueado antes de que llegáramos. Pese a todo pudimos «rescatar» una docenita de relés con bastante buena pinta.

Citando la Wikipedia:

[El relé] Fue inventado por Joseph Henry en 1835. Ya que el relé es capaz de controlar un circuito de salida de mayor potencia que el de entrada, puede considerarse, en un amplio sentido, una forma de amplificador eléctrico. Como tal se emplearon en telegrafía, haciendo la función de repetidores que generaban una nueva señal con corriente procedente de pilas locales a partir de la señal débil recibida por la línea.

Vamos, que lleva ya un tiempo entre nosotros.

El funcionamiento del relé es realmente sencillo. A un nivel muy básico un relé es un interruptor. Un interruptor metálico que cuando está pulsado deja pasar la corriente y cuando se suelta, no (o viceversa). La magia surgió cuando el bueno de Henry puso un electroiman al lado del interruptor. Cuando una corriente pasa por el electroimán éste atrae hacia sí la placa que hace de interruptor cerrando el circuito. Exactamente igual que si lo hubieramos pulsado físicamente. Así que con una corriente relativamente pequeña (la que pasa por el electroimán), se puede controlar una corriente relativamente grande (la que pasa por el interruptor).

En este animado gif el bloque rosa de la izquierda es el electroimán. La pieza metálica de la derecha, con sus patitas metálicas y sus contactos hace de interruptor. Lo que hay encima son mis dedos, ignorémoslos por el momento. El muelle mantiene el «interruptor» alejado del electroimán, pero cuando una corriente suficientemente grande pasa por el electroimán este atrae magneticamente al «interruptor» y la posición de los contactos cambia.

Esos 48V 31mA que se ven en lo rosa indican que, para que produzca el cambio de estado, por el electroimán debe pasa una corriente de 31 miliamperios, que se consigue conectandolo a un voltaje de 48 voltios. En la caja protectora del relé podemos ver que por el interruptor pueden pasar corrientes de hasta 6 amperios a 220 voltios.

En esa misma caja hay un esquema bastante chulo de las diferentes conexiones. 1 y 4 son los pines del electroimán. En reposo, el interruptor está como en la figura y conecta eléctricamente el pin 6 con el 5, el 9 con el 8 y el 11 con el 12. Cuando pasan 31 mA entre 1 y 4 el estado del relé cambia y pasan a estar conectados 6 con 7, 9 con 10 y 12 con 13.

Los relés se utilizaron en los albures de la informática para construir puertas lógicas por eso de que pueden alternar entre dos estados. Sin embargo, por su naturaleza mecánica, existe un límite (bastante bajo) en la velocidad con que pueden cambiar de estado, aparte de que el movimiento acaba desgastando los contactos. Así que no hubo nada que hacer cuando llegó el transistor allá por 1947, que venía sin partes moviles y sin los problemas que éstas causan.

Hoy en día nuestros heroes evitan al fantasma de la obsolescencia en el terreno de las aplicaciones de potencia porque permiten regular el paso de corrientes muy grandes mediante corrientes de control muy pequeñas. Además, al contrario de lo que pasa con la mayoría de dispositivos semiconductores, los circuitos de potencia (el «interruptor») y control (el electroimán) estan eléctricamente separados, impidiendo que una posible sobrecarga pueda pasar de uno a otro, con lo que son más seguros.


4 respuestas a “El tesoro de los relés”

  1. VALLA MIERDA LO DE LOS RELES Y BALLA MIERDA BUESTRA PAGINA ASIK SLOIS UNA MIERDA TODOS LOS CREADORES O CREADOR DE ESTA PAGINA! (L)