Os debía unas fotos de mi visita a la nave que la Fundación Cáritas-Chavicar tiene en Logroño. Sí, esa visita que me permitió autoproclamarme Obsoleto de la semana pasada.

And my heart beats so that I can hardly speak…

Supongo que os estaréis preguntando quién es esta gente y para qué tienen este garitazo lleno de cosas obsoleteables. Básicamente Chavicar se dedica a dos cosas:

1.Recoger, separar, reparar y reciclar basura de diverso tipo, incluídos los RAEEs, que es lo que a nosotros nos interesa.
2.Insertar sociolaboralmente a personas en situación o riesgo de exclusión social.

En realidad el orden es al revés. Quiero decir, la gestión de basura es una excusa para dar un empleo ya que, según me dijeron, su prioridad no es tanto recuperar y vender el material que recogen como dar una formación a las personas que optan a cursar sus talleres.

Y a juzgar por esta imagen podemos decir que hacen muy bien su trabajo.

En las fechas que anduve yo por Logroño el curso de formación de dos años para el reciclaje, clasificación y reparación de RAEEs ya había acabado, así que no pude ver qué es lo que hacían los alumnos del taller, pero sí pude ver algunos de los resultados: cajas de cartón con piezas sueltas de ordenador perfectamente testeadas y clasificadas, ordenadores montados con piezas sueltas, estanterías con material eléctrico y electrónico variado y pilas y pilas de material amontonado a la espera de ser revisados. Vamos, el paraíso para cualquiera al que le guste trastear.

El que embaló todas estas pantallas merece ser nombrado obsoleto de otoño. Por lo menos.

Mi hallazgo favorito fue, sin duda, un Quique, un ordenador de juguete de principios de los ’90 como el que tenía una prima mía. Si hubiera encontrado las fichas con código de barras donde están grabados los juegos me lo hubiera llevado. Sin dudarlo un momento.

No se engañen: ese rectangulito que hay sobre el teclado es la pantalla, no lo de arriba.

Pues ya está, deuda saldada. Por fin podré dormir tranquilo.