¿Te acuerdas del portátil que compró skot el otro día en el rastro? Sí, ese Toshiba Satellite Pro 490 que no tenía cargador. Bueno, pues resulta que entre las docenas de cargadores y fuentes de tensión que hemos ido reuniendo estos meses hay uno que le va perfecto. Tener la casa como un desguace tenía que tener alguna ventaja despues de todo, ¿no?

Ahí lo tienes, en toda su gloria electrificada.

Y no solo le va el cargador, el ordenador funciona perfectamente. Incluso traía un Windows 98 prístino e inmaculado, como recien instalado, lo que me hace sospechar que este portatil se ha pasado 10 años criando polvo en algún cajon, pero esa es otra historia.

¿Que tenemos pues por ocho euros? Un Pentium 2 a 233 MHz con 32 Megas de RAM y 4 Gigas de disco duro. Una pantalla de 800×600, lector de CDs, dos ranuras para PCMCIAs y puertos serie, paralelo, infrarrojo y USB. Oh, y tambien tiene tarjeta de sonido, una Yamaha OPL3-SA3 que, como verás luego, me ha tenido entretenido un buen rato.

De izquierda a derecha: conector para monitor externo, puerto paralelo, infrarrojos, USB y serie y un conector para teclado al lado del cable de alimentación.

Como ves, de RAM anda algo escaso, está en el límite de lo que sería utilizable, pero el resto de cosas están bastante bien. Me gusta, en concreto la cantidad de puertos que tiene. No es nada facil encontrar un portatil con USB y puerto paralelo a la vez. Por lo general, los que son suficientemente modernos para tener el primero ya no montan el segundo.

Total, que me encariñé con el trasto, para qué te voy a engañar. Así que decidí meterle Linux por la SGAE con la esperanza de tener un sistema compacto que poder llevar a los talleres en lugar del típico ordenador de sobremesa.

Empecé instalando FreeDOS (que no reconocía la PCMCIA), despues probé con Damn Small Linux y con Feather Linux (no detectaban la tarjeta de sonido), y al final, tras 8 duros dias de prueba y error, instalé Debian y (contra todo pronostico) conseguí configurarlo todo correctamente. Para conocer los detalles de cada instalación solo tienes que seguir leyendo.

FreeDOS:

Como ya nos contó paaq, FreeDOS es una version open source de MS-DOS. Comparte con este la forma de trabajar y los comandos disponibles, y permite ejecutar cualquier aplicación desarrollada originalmente para el sistema de Microsoft. Para que nos entendamos: una vez instalados ambos sistemas son casi indistinguibles para el usuario.

Tiene algunas mejoras con respecto al sistema original como compatibilidad con discos grandes y soporte para red, y se le pueden incluir drivers para que reconozca los USBs (trabajoso, pero puede hacerse). Sin embargo, no hubo huevos a conseguir que el sistema reconociera la tarjeta de red PCMCIA que estoy utilizando. En teoría es posible, pero, a mí al menos, se me escapa.

En cuanto a rendimiento hay que decir que este es el sistema con el que más suave va todo. No es de extrañar, porque en tiempos de MS-DOS este ordenador era todo un pepinaco. Así que viene feten para revisitar los grandes clásicos como el Another World, el Prince of Persia o el Beneath a Steel Sky (canela fina, oiga) o cualquier otro juego que marcara tu infancia.

En realidad, entre los viejos juegos de MS-DOS y el mame se puede montar una estación de juego bastante decente, lo que no deja de tener su aquel, teniendo en cuenta que hoy en dia los videojuegos comerciales son las aplicaciones que más recursos consumen en un ordenador.

Damn Small Linux:

Damn Small Linux es una distribución de Linux (de la que ya nos habló skot) basada en Knoppix. Y como Knoppix, está pensada para ejecutarse directamente desde un CD o una memoria USB, sin necesidad de instalarse en el disco duro, aunque si quieres, tambien la puedes instalar. Ocupa solo 50 megas y el proceso de instalación es rápido e indoloro. Apenas lleva 5 minutos y como esta hecha para detectar automáticamente el hardware al arrancar no es necesario configurar practicamente nada.

Como te puedes imaginar de un sistema operativo que cabe en 50 megas, le han quitado todo lo superfluo, lo que le permite funcionar con cierta soltura incluso en este ordenador (eso sí, olvidate del Firefox). Y si las aplicaciones que vienen por defecto se te hacen escasas y tu ordenador puede permitirselo tiene su propio sistema de repositorios desde los que puedes descargarte cientos de programas gratuitos desarrollados especificamente para este sistema.

Tengo que decir que a mí me gusta mucho, y es la distro que mejores resultados nos ha dado para ordenadores realmente antiguos. Por desgracia, como estamos hablando de un portatil que trae una tarjeta de sonido un tanto exótica no hubo manera de que la detectara correctamente. Y de verdad que probé todo lo que se me ocurrió, pero nada. Sin sonido.

Feather Linux:

Feather es como el hermano no-tan-mayor de Damn Small. También está basado en Knoppix y también esta pensado para ser un sistema ligero con sus aún escasos 130 MB de peso. Pero siendo algo más grande se puede permitir ser un poco más bonito y trae más aplicaciones por defecto.

Yo esperaba que tambien tuviera más drivers, entre ellos los de la maldita tarjeta de sonido, pero no. No hubo suerte por ese lado. Y también aparecieron algunos bugs menores con los drivers de video. (Fallaban algunas configuraciones de pantalla).

En su defensa hay que decir que llegué a reproducir vídeo en Divx con el reproductor que trae por defecto. Vídeo sin sonido, claro, pero sigue siendo toda una hazaña para un ordenador tan limitadito (y si lo piensas, 8 euros por un reproductor de vídeo portátil no está nada mal).

Debian:

Y por fin llegamos a Debian. Dados los problemas con la tarjeta de sonido se me ocurrió que lo mejor era acudir a la fuente. Ésta es una de las distribuciones de Linux más antiguas que puedes encontrar y una de las que más seguidores tiene. Los usuarios de esta distribución se han enfrentado practicamente a todo y hoy por hoy Debian es compatible con casi cualquier módulo, tarjeta o periférico que te puedas imaginar.

Por desgracia Debian no va a cargar directamente desde el CD, hay que instalarlo primero. La instalación es sencilla y, aunque la página oficial dice que el mínimo absoluto de memoria para realizar la instalación son 48 MB, con 32 MB también se puede hacer. Eso sí, el instalador te advertirá de que se está ejecutando en modo de bajo consumo de memoria, pero no parece que eso afecte al resultado final. Si acaso, diría que la instalación tarda más de lo normal, probablemente porque se tiene que hacer uso de la swap, mucho más lenta que la memoria RAM. Al final, éste ha sido el sistema que más tardó en instalarse, con un tiempo de casi 3 horas.

Total, que elegí instalar sólo los paquetes básicos, sin entorno gráfico ni nada, porque el entorno gráfico que trae Debian por defecto es KDE o GNOME, ambos demasiado pesados para este ordenador. Afortunadamente, otro de los puntos fuertes de Debian es su sistema de repositorios.

Me explico. Los programas desarrollados para Debian, una vez testeados y aceptados por la comunidad, se suben a una serie de repositorios por todo el mundo desde los que puedes bajarlos e instalarlos en tu ordenador directamente (por supuesto, de manera totalmente gratuita). Para ello contamos con el comando apt-get. En primer lugar, en la línea de comandos hay que poner apt-get update para obtener la una lista reciente de programas disponibles. Luego, basta con poner apt-get install nombrePrograma para descargar el programa que queramos.

Y en realidad no sólo se descarga. Se descarga el paquete comprimido, se copian los archivos donde sean necesarios y, lo que es más importante, si nuestro programa necesita otros paquetes previamente instalados en el ordenador, también esos paquetes se descargan y se instalan automágicamente ¡Bienvenidos al mundo del mañana! Supongo.

Pero bueno, a lo que iba. Como sólo tenemos el sistema básico lo primero que tenemos que hacer es instalar el servidor gráfico. Para ello:

apt-get install x-window-system-core

Luego hay que instalar un gestor de ventanas. KDE o GNOME son los favoritos de niños y niñas, pero ya sabes, muy pesados. Para equipos antiguos tenemos escritorios mucho más ligeros como XFce, JWM o Fluxbox. A mí personalmente me gusta mucho Fluxbox (que tambien viene en Damn Small Linux) así que:

apt-get install fluxbox

Bueno, ya tenemos entorno gráfico. Ahora puedes arrancarlo siempre que quieras tecleando startx en la línea de comandos. Ya verás que bonito. Por cierto, para acceder al menú de Fluxbox tienes que hacer click con el botón derecho sobre el fondo.

Y ahora lo que nos trajo hasta aquí. ALSA, que aparte de ser una empresa de autobuses, es el acronimo de ‘Advanced Linux Sound Architecture’ y se encarga de eso, de que se oigan las cosas en Linux. Lo instalamos con:

apt-get install alsa alsa-utils

Por ultimo ya, una vez instalado ALSA, solo queda configurar la tarjeta de sonido. Esto se hace con:

alsaconf

y en la lista que aparece seleccionamos la tarjeta que tengamos. En este caso la dichosa Yamaha OPL3-SA3.

Y ya está. Chis-pum. Ya has conseguido meter Linux en una cafetera. Con su entorno gráfico, su red y su sonido. A partir de aqui es cosa tuya. Ya sabes, apt-get install y el programa que quieras. Como base, te recomiendo Dillo para navegar por ahí, XMMS para reproducir CDs y mp3 (que para eso nos lo hemos currado) y, si vas a usar el ordenador para programar, Geany, que es un editor multilenguaje, ligerito pero muy apañao.